Un juego ambientado en mi barrio de la infancia
Hace ya un año, el MS-DOS Club anunció el C:\DOS\CONTEST, un concurso de desarrollo de videojuegos para MS-DOS con los siguientes requisitos:
- El juego debe correr en un 486 DX2 66MHz con 16MB de RAM y MS-DOS 6.22.
- El juego debe incluir en mayor o menor medida la temática "el Instituto de los 90 (EGB, BUP y COU)".
- El plazo de entrega vence el 31 de marzo de 2025.
Desde un primer momento tuve ganas de participar, pero el año pasado fue bastante complicado (cuando se anunció el concurso, mi hija pequeña apenas tenía seis meses, y estábamos a unos pocos meses de hacer una mudanza y cambiarnos de ciudad). La primera decisión la tuve clara: iba a utilizar DIV Games Studio para desarrollar el juego. Valoré usar DJGPP con Allegro, pero me tiraba mucho la nostalgia y volver a tocar DIV después de 25 años.
La segunda decisión me llevó meses. ¿Qué juego quería hacer? Se me pasaron algunas ideas:
- Minijuegos de patio de colegio (escondite inglés, el juego del pañuelo...).
- Una aventura conversacional en la que descubres que el sótano del instituto alberga un misterio.
- Un juego en el que, yendo de casa al instituto, pasas por el parque y las ardillas te roban la mochila. Tienes que encontrar el bocadillo y los libros desperdigados por el parque.
Pero finalmente, la opción por la que me decanté era un juego que representase la etapa de mi vida en los años de EGB: un pequeño sandbox que se ambientase en el barrio de la Gándara en Santander, en concreto en la manzana en la que vivía, ya que esa manzana era en aquel momento el ámbito en el que tenía libertad de movimiento: sólo la parte del barrio que no requería cruzar la calle.
Inicialmente, los requisitos técnicos para el concurso limitaban la RAM a 4MB. En el caso de DIV, compilé los juegos de ejemplo tanto con DIV1 como con DIV2 y los corrí en MS-DOS 6.22 bajo una configuración de PCem que emulaba la máquina requerida. Desafortunadamente, DIV2 ni siquiera arrancaba, ya que requería un poco más de memoria que el primero. En cuanto las bases del concurso se modificaron para admitir 16MB, se abrió la posibilidad de usar DIV2 y con ello, la de hacer un juego en modo8, el motor pseudo-3D que incluía. Quería probar si era capaz de hacer correr de manera decente un juego en modo-8 en esos 66MHz.
Tras varias pruebas de rendimiento, niveles sencillos en modo8 eran capaces de correr a unos 16 FPS de media, con algunos momentos en los que la velocidad caía a 11-12 FPS. Cuando no se renderizaban sprites ni se dibujan áreas complejas del mapa, la velocidad podía subir hasta los 30FPS. Decidí limitar la velocidad a 12 FPS (cantidad ridícula hoy día, pero no se puede pedir más a DIV en esos 66 MHz), y permitirle saltarse a 4 FPS para tener una tasa estable.
Para cuando llegué a este punto, ya eran principios de julio de 2024, y llegó el momento de hacer una mudanza. En 2023 había nacido mi segunda hija, y el piso en el que vivíamos se nos quedó pequeño. Vivíamos en un pueblo en Cantabria, a 20 KM de Santander, y decidimos comprar un piso a menos de 10 minutos del barrio que quería representar en el juego. Por desgracia, el trabajo que implica la mudanza, tener en casa a dos niños pequeños, más las obligaciones laborales hicieron que pasasen los meses sin que hiciese absolutamente nada del juego. Para cuando llegamos al último mes, ya había aceptado que no tendría nada para presentar al concurso, pero cuando faltaban un par de semanas para le fecha límite, una noche abrí el proyecto en DIV2 y me puse a ampliar el mapa con el que había hecho las pruebas. Al día siguiente, metí al primer personaje y empecé a programar la lógica del juego, de forma que fuese posible hacer algo más que deambular por el mapa.
Ejecutaba el juego una y otra vez, y veía al sprite de Benji acercarse a mí y ofrecerme jugar a las canicas. "Sea como sea, quiero presentar el juego, por muy pequeño que sea", me dije. Decidí que en el tiempo que quedaba, iba a dedicar dos horas todas las noches cuando se acostasen los niños hasta tenerlo terminado. Pero lo cierto es que la noche siguiente eché más bien 5 horas, y para entonces los elementos del juego ya estaban añadidos y eran interactivos. Llegó el fin de semana, y mi pareja hizo planes con su familia para llevarse a los niños y dejarme centrarme en el proyecto. A una semana de la fecha de entrega, tenía algo que se podía presentar.
El juego es realmente corto, mucho más de lo que hubiese querido, pero creo que deja ver el cariño que he puesto en él. A continuación, voy a presentar unas capturas del juego junto a fotografías reales del barrio. Las fotografías se han adaptado a la paleta de colores del juego, para resalzar las similitudes.
Aquí el patio en el que empieza el juego, que era lo que veía desde la ventana de mi habitación de niño:
El quiosco que aparece en el juego se encuentra realmente una calle más arriba, y es donde iba a comprar los cómics de niño. Si salimos del patio, podemos acceder al callejón:
Cuando se le caía la ropa tendida a mi abuela por la ventana, tenía que bajar a buscarla justo a la zona que se ve en la foto. A finales de los 80, era mejor no meterse en el callejón, lo más fácil era que te encontrases jeringuillas tiradas por el suelo.
Si salimos por el otro lado del callejón, llegamos a la calle principal (Fernando de los Ríos):

En aquella época, en el tramo de foto que se ve en la calle había una mercería (es la primera verja que se ve), la tienda de electrónica Olea (hoy cerrada, pero el cartel sigue), el bar Oliver (hoy un sushi bar), la tienda de chuches Romar (hoy cerrada), y el bar Carredano (hoy una tienda china de alimentación). En el bar Carredano en aquellos tiempos tenían una máquina recreativa en la que podías seleccionar jugar a varios juegos de NES, y que funcionaba por tiempo.
Vista la calle desde el otro lado, se puede ver en bar Sidney, de lo poco de aquella época que sigue abierto hoy (y que, si hubiese tenido tiempo, hubiese sido otra localización del juego). Justo en esa esquina está la casa de Benji en el juego, que en la vida real era mi casa de niño:
En los bajos del edificio había en su tiempo una academia a la que iba a clases particulares de niño. El profesor tenía un portátil que parecía un Toshiba T1100 y que me tenía alucinado de pequeño.
Volviendo al patio inicial, detrás no tiene el parque que aparece en el juego, sino una bolera:
Y fijándonos un poco, se puede ver al fondo el letrero ("FERRETERIA / PINTURAS"). Sí, la ferretería del juego existe y se llama MAYPE, aunque la entrada está por un lateral, no dando directamente al parque como en el juego:
La ferretería no era de los padres de Benji, sino de los de otro amigo. Tenía un almacén detrás donde nos echamos alguna tarde con el Cinexin y el Hero Quest.
Aunque la mayoría de recuerdos asociados a estos lugares no han podido ser plasmados por falta de tiempo, ¿quién sabe si en el futuro me dará por ampliar el juego con otras vivencias de la época?
Por el momento, aunque la visita sea corta, bienvenidos a la Gándara.
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